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Image Hosted by ImageShack.us ¡¡¡Lo que es la vida!!! Lo absurdo de cada día

domingo, junio 11, 2006

the cools

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miércoles, marzo 15, 2006

VIII

Perdió la alegría, no supo cuándo ni cómo, pero el caso es que la perdió. De repente se sintió sin energía, sin ganas de abrir los ojos, sin ganas de andar, sin ganas de imaginar. No creía, no tenía ilusión. No podía pensar, no podía escribir. No podía consigo mismo. Tras tres meses en esa situación, Ramón, no sabía que hacer ni cómo hacer para volver a degustar la vida, encontrarle sentido, sentidos de ser. Su paladar no distinguía sabor. Apático, todo le resultaba amargo, con lo cual su angustia existencial no dejaba lugar a la reacción. Parado, sin saber, sin poder. Encerrado, sin libertad para escoger. Ciego o cegado por tanto padecer. Tenía un problema, el problema estaba en él: lo que le jodía es que todo le jodía. Demasiado sensible, tal vez, en un mundo incomprensible para una mente que busca la paz y rehuye el conflicto, sendos conceptos absurdos para su persona y su forma de ser, pensar y actuar.

Intentó, una vez más, buscar una explicación o una razón lo suficientemente fuerte para activarlo, para salir de la nada en que se encontraba, pero no la halló. Después de beberse casi dos litros de cerveza, cayó en redondo sobre la cama, sin motivo, sin propuestas ni esperanza. Vacío de sentido, lleno de alcohol y de agonía.

viernes, marzo 03, 2006

VII

Y, ¿quién era María Isabel, a parte de la compañera de Manuel, madre de Maria y hermana de Raquel? Era una gran mujer, luchadora, amable y fiel. Yendo más adentro, directa al alma, podríamos decir, si tuviera que acotar su esencia en una etiqueta, ésta seria: inestable.

Pasando por alto el traumático episodio por los psiquiátricos, sólo apuntar que a partir de sus 25 años, el litio fue el único remedio incompleto que la mantenía, más o menos, en coherencia con ella misma. Pero era ella, ella, quién, al fin y al cabo, ponía toda la carne en el asador por digerir los periodos amargos. El grupo de terapia y su familia fueron también importantes, tanto como para que después de unos años no lo fueran tanto.

Del pasar por el mal trago de encontrarse en el más absoluto de los vacíos, tras, irradiante de energía, creer tocar la Luna y, así sucesivamente, el ciclo gira, vuelta a empezar, de abajo arriba, después de la subida la caída, adquirió nuevas perspectivas para entender y afrontar la vida. Con el tiempo aprendió a convivir con su otro yo, con aquél apático producto de esa enfermedad mental, en su día no tan conocida, como es el trastorno bipolar.

miércoles, marzo 01, 2006

VI

La gente que la conocía lo sabía, era una mentirosa compulsiva. ¿Qué eran mentiras piadosas? Puede ser. ¿Qué en ocasiones encubrían una verdad que no le interesaba revelar por miedo a perder la partida? Pues también es posible. Pero si algo era cierto fue la conversación que mantuvo con su hermana, María Isabel.

María Isabel siempre fue una especie de guía. Según ella le recordaba a Manuel, cuando de vez en cuando un objeto, un comentario, les remitía a su hermana, a su mujer: siempre que le perturbaba una duda, a ella que acudía. Bueno, lo de siempre, sería más conveniente ponerlo entre comillas, ya que eran menos las verdades que mentiras las que decía Raquel. En cualquier caso, verdad es que las palabras que a continuación cito, supusieron un punto y a parte en la relación entre ambas hermanas.

- Una cosa es reinventarte a ti mismo, y otra es hacer de tu vida una farsa. En el primer caso empiezas a caminar de nuevo, con nuevos proyectos intentas explotar tu potencial; en el segundo, un día te despiertas y te percatas de que no te conoces y, estás pérdida, Raquel, si continuamente te mientes a ti misma.

Raquel acabó distanciándose de María Isabel.

martes, febrero 28, 2006

V

A veces, en tiempos de sequía sensitiva, cuando uno se siente muerto en vida, recordar es un modo de vivir. Más cuando se intenta ver la luz de otros tiempos, los recuerdos rescatados de la memoria son los mejores, las experiencias que más placer nos han proporcionado en un momento en que el Sol ocupaba el centro del cielo. Así lo entendía Víctor, pero en su actual situación creía que no le servia. Y eso que se empeñaba en evocar mejores temporadas recorriendo diferentes sendas de su mente. No encontraba su lugar de paz.

Su pensamiento estaba demasiado anclado en su inmediata realidad. Irreversible, sin posibilidad de cambio, privado de uno de sus mayores goces. Él, gran voyeur, sin poder contemplar el mundo alrededor. Él, fantasioso e iluso como sólo el era, sin poder plasmar en un papel las imágenes que dibujaba su imaginación. Él, que desde semanas atrás no se sentía él, allí estaba, a oscuras, sentado enfrente del balcón en el que tantas madrugadas, mientras escribía, vio amanecer. Allí permanecía, persistiendo en su búsqueda.

Una hora, dos horas, tres horas. Pasaron las horas y, como en aquellas noches insomnes en que un arrebato literario adormecía el sueño, se le hizo de día, sin lograr encontrar un lugar en el que creyera reencontrarse a sí mismo. Fue la primera vez que presenció como el Sol, tímidamente, se asomaba por el horizonte, después del infortunio que le robó la vista.

Finalmente, cuando el Sol estaba en lo alto del cielo, sintió que su noche en vela valió la pena. Logró forjar el momento, su momento vivido, tiempo más tarde de su suceder. Y la sensación de pérdida se disipó ante la gran belleza de volver a ver y, ver por primera vez, una imagen con sentido, a sí mismo. Víctor mirando el ocaso.

lunes, febrero 27, 2006

IV

Manuel estaba esperando a la vera de María Isabel. Tumbada, sumida en la agonía de los últimos compases que daría su corazón. No pensaba, estaba.

¿Qué haré sin ti?, le preguntó Manuel aún a sabiendas de que ella no le iba a responder, mientras penadas lágrimas no dejaban de precipitarse por su barbilla. Quedaba poco tiempo, puede que segundos, quizás nada.

Tal vez ya se fue cuando Manuel le cogió de la mano y la acarició levemente, recreándose en el roce de sus dedos con su piel. Y en ese instante la sintió, y en ese preciso momento, lo sintió. Se rompió su proyecto después de aferrarse a él durante más de 25 años, la mitad de su vida.

El fin de la espera, un drástico cambio, la angustia cesó. Pensó en el mayor fruto de su compromiso vital, María. Le quedaba ella. Ella le daba sentido. Ella era el sentido. El sentido por el cual debería de empezar de nuevo, aprender a soportar el profundo dolor que le causaba la huella de la ausencia que imprimió tal acontecer, un inabarcable vacío, en lo más profundo de su ser.

Después de compartir la cotidianidad, la singularidad, la intimidad de sus días, de repente, la calidez desapareció. La mano de su amada estaba fría.

jueves, enero 26, 2006

III

La verdad es que ya era hora. Ya pasó mucho tiempo desde que la mirada de Vicente no se despegaba del suelo. Y como siempre, en la noria de su vida, tenía que llegar el momento de la subida. Empezó a mirar al cielo cuando se interesó por María. E ironía, el final peor que el inicio, si bien se le dio la vuelta a la tortilla. En fin, que las pasaron muy putas: ella vivió en un infierno y él acabó besando a Judas.

martes, enero 24, 2006

II

- Vamos, sex machine, ves hacia él!

- Ja. Ja. Ja.- Dijo pausadamente Maria a Manu, su amigo fiel, aquél con el cuerpo del cuál, en un primer momento, al poco de conocerlo, imaginó bailar, pero que por cuestiones mayores nunca tuvo lugar tal escena erótico-emocional, una pura fantasía sexual revestida de un cariz espiritual, más allá del placer carnal; y que para más INRI, paradójicamente, se sintió atraído por su ex, esto es, Daniel, el exnovio de Maria.

Poco más tarde él, Vicente, se acercó adonde estaban los dos.

martes, enero 17, 2006

I

María acaba suicidándose a base de pastillas. Esta es la imagen final que se fraguó en la mente ensombrecida de Víctor, talento echado a perder, escritor empedernido o simplemente, una estrella más sin brillo; después de que Lucía, su compañera de por vida, mirada que le guardaba y fuente de la que bebió su obra inacabada, le comunicara que vio en la estación de tren, a parte de a más gente, a Raquel y a Vicente:

- ¡Ya ves! Besos apasionados después de un efusivo abrazo…

lunes, octubre 31, 2005

lugares originarios

La tierra que me vio crecer

Hace tiempo que no os visito...

terreta d'Albalat dels Tarongers i raconet de la Marjal del Moro

...os prometo que pronto volveré a vosotros.


miércoles, octubre 19, 2005

vueltas

de café-estrés

Vueltas, vueltas y más vueltas.
Mirando fijamente al vacío,
sin nada en su pensamiento,
su vista perdida en un café que,
con una cucharilla,
daba vueltas y vueltas,
removía.

Y así estuvo,
dentro de todo, fuera de nada;
hasta que un claxon sonó.

Un conductor impaciente
avisaba a otra persona al volante
que se encontraba enfrente de él.
El semáforo ya estaba en verde.

Lo vio por la ventana;
detuvo el movimiento por inercia,
poniendo fin a su momento
de alienación e, inmediatamente,
de un sorbido,
se bebió el café.

Fue a pagar en la barra y,
después, salió del bar
apresuradamente.

Eran las 18h.11min.,
aún le quedaba mucho por hacer,
tenía muchas cosas en mente.



Café Del Mar - On The Rocks

miércoles, octubre 12, 2005

del Círculo de angustia


fragmento

Sola yo estoy y llena de inquietudes;
cada día me interno más adentro;
mis defectos atraen a las virtudes;
de un misterioso círculo soy centro.
El cansancio que tengo es infinito;
todo el dolor del mundo lo he probado;
un laberinto de ansiedad habito
y a tientas me revuelvo en lo intrincado.


martes, septiembre 20, 2005

Mía

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jueves, julio 14, 2005

Bord de la mer

Voyage au bout de la nui, Louis-Ferdinand Céline

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Imatges d’una platja d’aquí i extracte de Viatge al fons de la nit, enviat per un amic especial, un amic que no conec físicament i que al llarg d’uns anys (set, huit..?) he imaginat mitjançant les seves paraules. Quan començàrem a comunicar-nos (es deia Camacuc la revista juvenil?) s’acomiadàvem amb salutacions, sort, abraçades o petons ‘des de l’altre costat de la mar’. Poc a poc, aquesta fórmula perdé el sentit. Gran viatger, amant de la vida, retracta en cada escrit allò que ha vist i sentit. Els seus escrits, trossets d’una vida, d’experiències, esdevenen en paisatges plens de sonoritat i d’imatges. Ara hi és a França i jo continue al mateix lloc. Sense res que dir, sense voler pensar, sense voler repassar, sense saber com dir-li que continue vivia, més o menys viva, contar-li que sent, que pense, que vull.

I és curiós (o no ho és gens), però ell va estar la primera persona amb què vaig confiar plenament, a la que li vaig escriure allò que escoltava el meu cap, a la que li vaig dir el que volia dir sense més, sense preocupar-me per no ser compresa. A la que li vaig confessar ‘allò’ (estic en el mateix; poc a poc, l’esperança mai no es perd, no?).

Un amic important per mi, diferent i necessari. Sols pel fet de saber que hi era, que sempre hi era, que continua estant. Un amic que sempre respon, inclòs en moments (com definir-los), ‘moments’ de no poder més o de creure-ho, de no creure en res o jo que sé, moments de buit. Una persona propera, una amistat a distància, una estimable persona com poques s’hi troben al llarg de la vida.

Desé les cartes que vaig rebre d’ell i les que no vaig enviar; algun dia les revisitaré... I esguarde un missatge que tindrà poc més d’un any de vida en resposta a un crit des del buit.

‘El temps pot passar, esvair records o desafiar els somnis però no pot esborrar amistats. Som al teu costat.’ Jo també. Gràcies.

Sort, abraçades i petonets des de la vora del mar.


Pd. Ui, llàstima! quina qualitat tenen les imatges...a veure si trobe la manera de respectar l’original...

viernes, julio 08, 2005

Cuento

en los relatos de Bertolt Brecht, 1913-1927

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