VIII
Perdió la alegría, no supo cuándo ni cómo, pero el caso es que la perdió. De repente se sintió sin energía, sin ganas de abrir los ojos, sin ganas de andar, sin ganas de imaginar. No creía, no tenía ilusión. No podía pensar, no podía escribir. No podía consigo mismo. Tras tres meses en esa situación, Ramón, no sabía que hacer ni cómo hacer para volver a degustar la vida, encontrarle sentido, sentidos de ser. Su paladar no distinguía sabor. Apático, todo le resultaba amargo, con lo cual su angustia existencial no dejaba lugar a la reacción. Parado, sin saber, sin poder. Encerrado, sin libertad para escoger. Ciego o cegado por tanto padecer. Tenía un problema, el problema estaba en él: lo que le jodía es que todo le jodía. Demasiado sensible, tal vez, en un mundo incomprensible para una mente que busca la paz y rehuye el conflicto, sendos conceptos absurdos para su persona y su forma de ser, pensar y actuar.
Intentó, una vez más, buscar una explicación o una razón lo suficientemente fuerte para activarlo, para salir de la nada en que se encontraba, pero no la halló. Después de beberse casi dos litros de cerveza, cayó en redondo sobre la cama, sin motivo, sin propuestas ni esperanza. Vacío de sentido, lleno de alcohol y de agonía.
3 Comments:
ehr? no veo nada! ¿el post va sobre la nada? Si es así, u profundo...
YE! por fin he podido leerlo Marin, QUE GENIAL! ¿cómo lo hiciste? es un flash??? Cómo conseguiste ese efecto TAN CHIC!
FELICITACIONES!
...un mes mas tarde…!!!
;)
Pd. Consideré que era demasiado personal como para dejarlo a la intempérie, así, a simple vista, en medio de la Red.
Continuo por aquí
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