III
La verdad es que ya era hora. Ya pasó mucho tiempo desde que la mirada de Vicente no se despegaba del suelo. Y como siempre, en la noria de su vida, tenía que llegar el momento de la subida. Empezó a mirar al cielo cuando se interesó por María. E ironía, el final peor que el inicio, si bien se le dio la vuelta a la tortilla. En fin, que las pasaron muy putas: ella vivió en un infierno y él acabó besando a Judas.